La influencia de la edad del padre en el embarazo
¿Por qué la edad del padre también importa?
Durante años, el foco en torno a la fertilidad y los riesgos del embarazo ha estado centrado en la figura femenina. Este énfasis ha llevado a múltiples investigaciones científicas que han evidenciado los desafíos que enfrenta la mujer con el paso del tiempo, especialmente en lo que respecta a la concepción y la salud fetal. Sin embargo, un enfoque exclusivo en ellas deja fuera un factor crucial: la influencia de la edad del padre.
Lejos de ser un aspecto secundario, estudios recientes demuestran que la edad masculina también desempeña un rol importante en el proceso reproductivo. Y es que, aunque los hombres generan espermatozoides durante toda su vida adulta, estos también envejecen y con el tiempo pueden perder calidad.
Los cambios biológicos que acompañan el paso del tiempo
A medida que un hombre envejece, su producción espermática se ve afectada en varios niveles. Por un lado, se incrementa la posibilidad de mutaciones genéticas espontáneas en los espermatozoides, algo que puede repercutir en el desarrollo adecuado del embrión. Además, disminuyen tanto la movilidad como la concentración espermática, lo cual repercute negativamente en las probabilidades de lograr un embarazo exitoso.
Por ejemplo, un hombre que decide tener hijos por primera vez a los 47 años podría no ser consciente de que está aumentando el riesgo de que su hijo nazca con bajo peso o de forma prematura. De hecho, según investigaciones recientes, estos efectos comienzan a observarse a partir de los 40 a 45 años.
Qué dice la ciencia sobre la edad paterna
Uno de los estudios más relevantes fue publicado en 2018 y analizó más de 40 millones de nacimientos en Estados Unidos. Los resultados fueron contundentes: los padres mayores de 45 años tenían más probabilidades de que sus hijos nacieran con bajo peso, de forma prematura o con puntuaciones Apgar más bajas. También aumentaron los casos de cesáreas y las complicaciones durante el parto.
Investigaciones previas y posteriores respaldan estos hallazgos. En 2017, tras controlar variables como la edad materna o el nivel socioeconómico, se detectó que la descendencia de padres mayores de 40 tenía una mayor incidencia de problemas perinatales. Estudios más recientes, como uno llevado a cabo en 2023, reflejan un aumento de ingresos neonatales y partos complicados asociados a la edad paterna avanzada.
Incluso en etapas más tempranas del embarazo, la edad del padre puede desempeñar un papel determinante. Un metaanálisis de 2020 halló que el riesgo de aborto espontáneo aumenta significativamente cuando el futuro padre tiene más de 45 años.
Otras posibles causas
Los factores no son exclusivamente genéticos ni reproductivos. Con la edad, los hombres presentan una mayor prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, las cuales pueden influir de forma indirecta en el bienestar del bebé y la evolución del embarazo. Esto significa que la edad avanzada de un progenitor no solo afecta a las células reproductivas, sino también a su salud general y a su capacidad física y emocional para afrontar la paternidad.
Además, algunos investigadores sugieren que ciertos mecanismos epigenéticos, relacionados con cómo se expresan los genes, también podrían verse alterados a medida que el hombre envejece, generando efectos complejos en la descendencia.
Cuidar la salud antes de ser padre
La buena noticia es que, aunque no se puede detener el paso del tiempo, sí es posible tomar medidas preventivas que reduzcan los posibles riesgos derivados de una paternidad tardía. Para comenzar, es fundamental adoptar un estilo de vida saludable: mantener una alimentación equilibrada, practicar ejercicio físico regular, dormir adecuadamente y evitar sustancias perjudiciales como el tabaco, el alcohol o fármacos sin prescripción médica.
Además, resulta muy valioso realizar revisiones médicas periódicas con el fin de detectar a tiempo posibles afecciones que afecten la fertilidad o el desarrollo embrionario. También puede ser útil, en caso de que se desee postergar la paternidad, considerar la posibilidad de congelar esperma durante los años de mayor salud reproductiva.
Una paternidad consciente desde el inicio
Ser padre implica adquisiciones emocionales, mentales y físicas mucho antes del nacimiento del bebé. Por eso, es clave asumir que la preparación previa influye directamente en la salud propia, la del futuro hijo y la de la pareja. La edad avanzada no debe verse como un impedimento absoluto, pero sí como un factor que requiere atención, planificación y responsabilidad.
En definitiva, el conocimiento acerca del impacto de la edad paterna está abriendo nuevas puertas hacia una visión más completa de la salud reproductiva. Incluir a los hombres en este tipo de conversaciones científicas, médicas y sociales no solo promueve una paternidad más responsable, sino también una mayor equidad en la manera de afrontar el proceso de formar una familia.