¿Cuál es la diferencia entre ansiedad y estrés? Aprende a identificarlas
¿Sabías que el 74% de los adultos se sienten tan estresados que no pueden afrontarlo?
Muchas personas usan los términos ansiedad y estrés como si fueran lo mismo, pero en realidad son experiencias diferentes que requieren enfoques distintos para manejarlas. Entender sus diferencias puede marcar el camino hacia un bienestar emocional más sólido.
El estrés: una reacción directa ante retos cotidianos
El estrés suele desencadenarse por situaciones externas como una entrega laboral urgente, una discusión o el tráfico pesado. Es la respuesta natural de tu cuerpo frente a un desafío, generando tensión que puede ser positiva al impulsarte a la acción. Por ejemplo, prepararte para un examen importante puede motivarte a estudiar más.
Sin embargo, si el estrés se prolonga o no se gestiona, puede causar dolores de cabeza, dificultades para dormir o irritabilidad. Una manera práctica de manejarlo es dividir grandes tareas en pequeños pasos y establecer micro descansos durante la jornada.
Ansiedad: un temor anticipatorio que a menudo no tiene causa clara
A diferencia del estrés, la ansiedad no siempre responde a un problema identificable. Es una sensación de preocupación o miedo constante, incluso cuando no hay una amenaza evidente. Imagina que ya entregaste un proyecto y, sin razón clara, sigues sintiendo que algo saldrá mal: eso podría ser ansiedad.
Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos de ansiedad afectan a unos 284 millones de personas en el mundo. Un consejo práctico es practicar técnicas de respiración o mindfulness cuando notes pensamientos ansiosos repetitivos.
Claves para distinguir entre ansiedad y estrés en tu día a día
Una pregunta útil para diferenciar ambos estados es: "¿Mi malestar está vinculado a algo que está ocurriendo ahora o a preocupaciones sobre lo que podría pasar?" Si tu emoción responde a una causa actual y se disipa al resolverla, probablemente sea estrés. Si sientes inquietud persistente, sin motivo claro, podría tratarse de ansiedad.
Por ejemplo, Marta siente estrés mientras organiza una mudanza, pero cuando todo termina, se relaja. En cambio, Juan, aun después de mudarse, sigue con insomnio y preocupación constante, una señal de ansiedad.
¿Por qué es clave identificar la diferencia y cómo cuidarse mejor?
Reconocer si afrontas ansiedad o estrés te ayuda a elegir la herramienta indicada, como buscar apoyo profesional en caso de ansiedad crónica, o planificar tiempos de descanso si el estrés domina tu rutina. Recuerda: priorizar tu salud mental es vital para mejorar tu calidad de vida y fortalecer tus recursos emocionales cada día.